Se prevé que Argentina será el principal impulsor del crecimiento de la molienda de soja en 2024 y retome el podio como mayor exportador de dicho producto. El dato surge de un informe publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Argentina se posicionó como el principal exportador de harina de soja desde finales de la década de 1990, excepto en la campaña 2022/23 debido a la sequía, seguido por Brasil y Estados Unidos. Sin embargo, con la perspectiva de un incremento en las exportaciones argentinas, es posible que esto limite el crecimiento en las exportaciones del resto de los principales países exportadores.
Esto se da en el marco de un año en el que la industria global de procesamiento de semillas oleaginosas está experimentando un período de fortalecimiento debido a la creciente demanda de aceites destinados al sector de biocombustibles.
Exportación de harina de soja: aumento en relación con años anteriores
Para el año 2024, se prevé que Argentina alcance un aumento de 9,8 millones de toneladas en el procesamiento de harina de soja, mientras que el resto de los países analizados se mantendrían en niveles casi neutros.
Según la BCR, durante los últimos dos años comerciales, el aumento en el procesamiento de semillas y la producción de aceites en 2022/23 estuvo particularmente impulsado por la palma, la colza y el girasol, debido a la disminución en la molienda de soja a nivel mundial provocada por la sequía en Argentina.
Sin embargo, la demanda global de aceites continúa en aumento en la actual campaña (2023/24), mientras que el crecimiento en la producción de aceite de palma, colza y girasol registra una caída considerable, y se estima que el 45% del crecimiento proyectado esté relacionado con la soja.
En ese sentido, con la normalización de la cosecha en Argentina y el crecimiento constante en Brasil y Estados Unidos, se anticipan récords en el procesamiento y el comercio exterior de harina de soja para este año.
Por otra parte, la industria de procesamiento de semillas oleaginosas se está fortaleciendo a nivel mundial debido al aumento en la capacidad instalada de las plantas procesadoras, el buen rendimiento de la producción de soja en los principales países y la mayor demanda de aceite para biocombustibles.
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