China y EE.UU., cada vez más lejos de un acuerdo comercial por tecnología

El Departamento de Comercio de Estados Unidos informó recientemente nuevas regulaciones que amplían las limitaciones a la comercialización de semiconductores y equipos de fabricación de chips provenientes de China.

Debido a esta decisión, la más agresiva hasta el momento del gobierno presidido por Joe Biden, el Gigante Asiático podría ver debilitada su capacidad exportadora, acción que representaría un duro golpe para la economía del país en un año en el que ya sufrieron distintas interrupciones en su operativa comercial.

Precisamente, el principal objetivo de Washington es impedir que China amplíe su potencial tecnológico al considerarla como una verdadera amenaza por utilizar su mercado de semiconductores, supercomputadores, sistemas de vigilancia y armas avanzadas para ejercer una influencia geopolítica mundial no deseada por Occidente.

Al respecto, la subsecretaria de Comercio Exterior, Thea Rozman Kendler, subrayó la postura norteamericana al sostener que “China invirtió recursos en el desarrollo de capacidades de nuevas tecnologías y busca convertirse en un líder mundial en inteligencia artificial para 2030, por lo que está utilizando estas capacidades para monitorear, rastrear y vigilar a sus propios ciudadanos y alimentar su modernización militar”.

Los mercados internacionales, por su parte, siguen de cerca esta disputa y ya mostraron su preocupación por el alcance que tendrán estas nuevas regulaciones, dado que repercutirían directamente en las industrias de computación, vehículos de alta gama y smartphones, entre otros.

De hecho, las acciones de accesorios e insumos tecnológicos de Europa y China se desplomaron luego del anuncio de la Casa Blanca y las principales consultoras especializadas recortaron las expectativas de crecimiento del sector para 2023 a la mitad.

RESPUESTA

Como era de esperar, la noticia no fue bien recibida en la nación asiática y, más allá del enojo de sus principales funcionarios y empresarios, desde el gobierno de Xi Jinping lanzaron advertencias sobre las posibles consecuencias económicas de las que esta acción podrían derivarse y no descartaron represalias contra Estados Unidos.

Uno de los primeros en expresarse fue el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, para quien estas medidas son injustas porque «darán un golpe a las cadenas industriales y de suministro globales y a la recuperación económica mundial”.

En cambio, He Xiaopeng, presidente de una empresa fabricante de vehículos eléctricos, consideró que “La hegemonía norteamericana en ciencia y tecnología que daña a otros sin beneficiarse a sí mismo puede traer algunas dificultades a corto plazo a la industria de semiconductores de China, pero a su vez fortalecerá la voluntad y la capacidad local para valerse por sí misma en ciencia y tecnología”.

Más allá de estas respuestas, Estados Unidos no descartó la posibilidad de ampliar aún más las restricciones comerciales para China en esta industria y desde Beijing replicaron que “ya no existe posibilidad de reconciliación” entre ambos países, mientras que analistas internacionales advirtieron sobre la oficialización de una guerra económica entre las dos principales potencias del mundo.

Movant Connection.

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