«En el transporte y la logística no se evalúan las tendencias dentro de las empresas»

«El transporte hoy es más que ir de un punto A a un punto B»

La Cámara Internacional de la Industria del Transporte (CIT) es una asociación de conocimiento y cooperación que abarca a 61 países miembros, y tiene como objetivo principal defender y velar por los intereses de los transportistas y sus entidades representativas. Marcelo Felippes, su CEO, comparte cómo su trayectoria en logística y transporte lo llevó a liderar esta institución, destacando su enfoque en unir experiencias generacionales para preparar el futuro del transporte internacional.

¿Cuál es tu trabajo en la CIT y cómo te vinculaste con este sector?

Actualmente, mi posición en la Cámara Internacional de la Industria del Transporte (CIT) es la de CEO, desde donde tenemos 61 países miembros dentro de la red de transporte internacional.

En cuanto a mi vinculación con el sector, comenzó con mi papá, quien trabajaba en la industria de motores, lo que me hizo inclinar mis gustos a ese sector. A los 14 años comencé la vida militar y me gradué como teniente en el área de logística. Luego, tuve la posibilidad de realizar una Maestría en Transporte.

Realicé una Maestría en Venezuela, lugar donde viví por dos años. Cuando obtuve el doctorado comencé a escribir libros y me incliné por la docencia. Impartí clases de logística y transporte en muchas universidades.

Cuando se comenzó a construir la CIT hace 22 años, me convocaron junto al doctor Paulo Vicente Caleffi, quien es el actual Secretario General. Tuvimos una ardua tarea de reunirnos país por país. En ese momento, los países tenían más diferencias que similitudes y teníamos que lograr que todos participaran. Hay que pensar que la CIT no tiene fines lucrativos, lo que generamos son enlaces de conocimiento, cooperación y vínculos. La CIT es reconocida por la ONU, OEA, ALADI entre otras entidades.

¿Se puede decir que estamos pasando un momento de transición en el mundo del transporte?

Se trata de una transición no sólo operativa, sino también en el nivel alto de las empresas. Aquellos que empezaron grandes redes logísticas o empresas de transporte ya se murieron, y los que aún están, se encuentran pasando sus empresas a sus hijos, por ejemplo. Ahí surge un problema que es muy interesante: muchos no quieren continuar.

¿Un cambio generacional?

Yo creo que toda transición tiene que aprovechar las experiencias. La Generación Z, Generación Alpha, ellos serán el futuro, son los que van a traer las cargas, los pasajeros, etc. Un futuro en que todos tengan paz, se generen ganancias buenas para todos y sea un ganar-ganar para todos, para el cliente y el empresario.

¿Y cómo observa esto la CIT?

Nosotros no trabajamos con dinero, trabajamos con conceptos, ideas, y reunimos muchos países y mucha gente.

¿Se empieza a percibir una voluntad de romper fronteras?

Fronteras de conocimiento. Pensemos que las empresas estaban acostumbradas al modelo de hacer negocios más verticalistas. Ahora, las cosas se horizontalizaron. Antes, el dueño de la empresa era el propietario de la información, y el operador de una carga solamente trabajaba. Hoy, este operador tiene acceso a esa información de manera rápida. Entonces, se produce un choque. Es necesaria la experiencia, pero también la tecnología y la innovación.

Por eso, cuando desde la CIT impartimos cursos. Siempre intentamos unir a la gente más experimentada con los más jóvenes en pequeños grupos de trabajo.

Están pensando el transporte fuera de la caja, con una mente más abierta…

Hace tiempo que yo empecé a percibir y conversar con todo mi equipo que las cosas tienen que cambiar. El modelo de enseñanza, por ejemplo. Los jóvenes hoy quieren aprender las cosas por YouTube y quizás lo “certificado” no será tan importantes para ellos.

Ahora hay que pensar en todo, en un universo más amplio. El transporte hoy es más que ir de un punto A a un punto B. Hay que tener otra visión del transporte. Por ejemplo, poder pensar en una empresa exitosa implica pensar en la primera milla, milla mediana y la milla final. El modelo de hacer solamente una cosa es limitante, ahora hay que pensar en todo. Y para eso es importante la mirada de los más jóvenes, que agrega valor, aunque esto no es rápido, lleva tiempo. Esto en la CIT lo pensamos a futuro.

¿De dónde viene esta postura de haber mantenido esa “mente abierta”?

Por momentos me siento fuera de mi clase. No soy mejor que nadie, creo que la diferencia es el coraje de enfrentar los riesgos, porque todo cambio los trae. Estudiar marcó una diferencia. Yo dejé de estudiar después de los 60 años, porque antes lo hacía todos los días, en diferentes idiomas y lo hice en muchos países. Eso me nutrió. También, agradezco el tener la capacidad de ver “lo último”, las tendencias hablan mucho. Las personas no se ocupan de las tendencias, pero te ayudan mucho para ver el escenario del futuro. Ese es otro problema: en el transporte y la logística no se evalúan las tendencias dentro de las empresas, porque están muy preocupados con los rendimientos. Pero es necesario siempre que una o dos personas estén poniendo el ojo en mirar las tendencias.

Como CEO de la CIT, en tu agenda cada mañana, ¿Cuáles son los temas que hoy están impulsando, que hoy te ocupan y te preocupan?

En la agenda internacional, la pandemia cambió todo. Muchas cosas para mejor, pero otras para peor. Sobre todo, para los empresarios. El precio del flete bajó mucho, porque entraron jugadores en este conjunto que no dan calidad, ni dan seguridad, pero están ahí, en esta competencia. Y aquellos que son seguros están sufriendo para mantener el empleo, porque ellos pagan impuestos, pagan todo.

Este momento post pandemia es complejo. Están ocurriendo algunos conflictos, como la guerra en Ucrania, como lo que sucede en Israel, que también complican la situación. Pero las empresas que están evaluando las tendencias, están sobreviviendo y preparando su futuro. Ahí está el secreto.

¿Un último mensaje en especial para los jóvenes que están dando sus primeros pasos en el sector de la logística y el transporte?

A todos los jóvenes que están terminando sus estudios, comenzado a trabajar, o queriendo empezar su propia empresa, lo que les aconsejo es que jamás hagan nada de lo que se puedan arrepentir en el futuro, porque después por eso se paga un precio. Es importante que los jóvenes valoren más la ética, los principios y los valores. No es solamente tecnología.

Redacción Movant Connection

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