“En la industria energética lo que prima es la seguridad”

«La energía es imprescindible, es lo que nos mueve y siempre va a estar presente. Está migrando gracias a tecnologías más limpias y amigables con el medio ambiente y Argentina tiene un campo enorme de desarrollo».

Bernardo Collazo, especialista en logística de la industria energética, aborda los desafíos de la logística especializada en la industria energética en Argentina, los cuales abarcan desde la gestión remota en las zonas de producción, hasta la sostenibilidad ambiental. Además, comparte su visión sobre la formación de profesionales en logística y el futuro de la energía en el país, enfatizando en la complejidad y la pasión que existen en el detrás de escena de la industria energética.

¿Cuáles son las características distintivas de la logística enfocada en la industria energética?

La energía es lo que nos mueve y hoy está migrando la forma de generar esa energía. Detrás de la producción hay un soporte logístico muy grande, el cual abarca desde el alojamiento para las personas en los campamentos, el agua, el combustible, la comida, el tratamiento de los residuos, la movilidad de la flota de equipos livianos, izajes, depósitos para materiales y equipamientos pesados, etc.

Todo eso enmarcado en un contexto de altísimos estándares de seguridad. En la industria energética lo que prima es la seguridad y todo tiene que estar alineado a objetivos. Es una industria pesada y tradicional, donde hay muchos stakeholders e interacción con la comunidad local, con gremios y empresas.

Cuando estás asignado a la industria de la energía se suele trabajar en campamentos, donde tu foco está en el trabajo en equipo y donde se suele hacer foco continuamente en la innovación de procesos para asegurar sí o sí el cumplimiento, enmarcado en un contexto de seguridad para que no se lastime nadie y cuidando también los costos.

¿Cómo suele ser esa dinámica?

Se trabaja a distancia, ya que la energía no se produce en las ciudades ni cerca de los grandes centros de consumo. Entonces, se puede estar en Neuquén, en el Norte o, como es mi caso, en Tierra del Fuego, que es el punto más austral de la Argentina y del continente.

Operamos y lideramos una logística a 3.000 kilómetros de Buenos Aires, en una isla a la que accedemos por avión, donde llega un solo vuelo por día, y que para poder cruzar por transporte terrestre haya que hacerlo por Chile. Entonces, la dinámica es compleja y apasionante porque hay que gestionar los 365 días del año, una operación que es 24/7, ya que la planta no para nunca.

En la actualidad, existe un cambio de generación porque se está jubilando la generación del 70´ que tenía otros paradigmas y una mentalidad mucho más estructurada. Ahora se están integrando nuevas generaciones, por lo cual hay que adaptarse a estos nuevos colaboradores y, a la vez, buscar que desarrollen e interioricen la pasión por la logística en el sector.

¿Cómo enfrentan los desafíos ambientales y cuáles son las medidas clave que han adoptado para promover la sostenibilidad?

El cuidado del medio ambiente es uno de los puntos fundamentales en la industria y la logística no le escapa a eso. Al estar tan alejados de una ciudad (yo trabajo en una operación a dos horas de la ciudad más cercana) gestionamos el tratamiento de los residuos. Por ejemplo, cuando operamos en una provincia lo primero que hacemos es intentar reducir el consumo, de manera que desarrollamos muchos proyectos para reutilizar el agua. En el caso de Tierra del Fuego, se colecta toda el agua de lluvia y se reutiliza para riego, por citar una acción puntual. Además, tuve la oportunidad de liderar proyectos de economía circular.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la industria logística en la formación y contratación de profesionales?

En la planta de Tierra del Fuego hay profesionales de logística que trabajan 21 días en un campamento, donde operan en una de las condiciones climáticas más extrema de la Argentina. Hoy faltan profesionales. Hay muy pocas entidades terciarias o universidades que tengan la carrera propiamente de logística y cuando uno busca un profesional, termina siendo alguien de comercio exterior o un ingeniero industrial.

Por ejemplo, la persona de comercio exterior tiene una mente mucho más orientada a objetivos, pero no es tan metódica; el ingeniero industrial es metódico en los procesos, pero no es tan ágil. En este sentido, necesitás un mix. Hoy en la industria de proyecto de energía todavía no existe esa especialización, hay que desarrollar a ese colaborador: tiene que saber operar bajo presión, trabajar en equipo, saber comunicarse y manejar las frustraciones, porque en una operación tan compleja no todo sale bien todo el tiempo.

La persona que tenga vocación de servicio siempre va a estar moviéndose, generando un cambio y cosas positivas para poder darle el servicio al cliente, ya sea interno o externo. Son habilidades soft que no se aprenden en una universidad.

¿Cómo visualizas el futuro de la industria energética en Argentina?

La industria energética va a cambiar, va a mutar como lo ha hecho los últimos años y va a seguir evolucionando. Puede ser con el litio, porque a la energía eléctrica hay que almacenarla, y también se están viendo otras posibilidades y formas de combustión o no combustión.

La energía es imprescindible, es lo que nos mueve y siempre va a estar presente. Está migrando gracias a tecnologías más limpias y amigables con el medio ambiente. Argentina tiene un campo enorme de desarrollo, tenemos mucho gas y posibilidad de poder hacer cada vez más parques eólicos. La energía está constantemente presente y siempre va a necesitar de la logística.

Redaccion Movant Connection

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