Logística humanitaria, profesionalismo y procesos cuando reina la incertidumbre

Con amplia experiencia de campo como militar responsable de la gestión logística de asistencia ante diversos desastres de origen natural, Alejandro Naim Gorayeb Fuentes, Doctor en Ciencias Logísticas y Supply Chain Management, quien actualmente se desempeña como empresario y docente universitario, nos comparte sus consideraciones sobre estas desafiantes operaciones.

 

 ¿Cuáles son las características particulares de la logística vinculada a la asistencia humanitaria?

 

El gran condicionante de la logística, tanto en tiempo de normalidad como en situación de desastre, es la incertidumbre, el elemento gatillante que hace compleja la logística como función organizacional.

 

Adicionalmente, cuando hablamos de asistencia humanitaria, la gran diferencia es que no se pueden calcular ni estimar las necesidades.

Cuando hablamos de desastre siempre los tenemos que separar en dos categorías: los desastres de origen natural, como lo terremotos, tsunamis, inundaciones, y los desastres de origen antrópico, que son aquellos ocasionados por los seres humanos, como lo que está sucediendo en Ucrania.

 

En ambos casos, no es posible saber cuál será su magnitud, el nivel de daño, ya que ningún desastre es igual que otro, son todos distintos, lo que obliga a actuar con predicción de manera prospectiva, relevando permanentemente la información anterior, para conocer cuáles fueron los efectos de otros desastres y tener alguna información sobre las posibilidades futuras.

 

Además, al igual que en una cadena suministro, en la logística de emergencias el flujo de la comunicación resulta vital.

 

¿Existen diferentes etapas en cuanto al desarrollo de la asistencia frente a una catástrofe?

 

Sí, en Chile tenemos desde agosto de 2021 la ley N° 21.364 que establece el sistema nacional de prevención y respuesta ante desastres, la cual conceptualiza el apoyo en fases del ciclo de riesgo y de desastre integrando en estas fases, a todos los actores, esto es, al Estado y a los particulares, siendo estos últimos las empresas, la sociedad civil, por nombrar algunos.

 

Las diferentes instancias que establece son:

 

– La fase de mitigación, que comprende las medidas dirigidas a reducir los riesgos existentes, limitar la generación de los nuevos riesgos, limitar el impacto adverso.

 

– La fase de preparación, es la generación de capacidades y habilidades para prever, responder y recuperarse de forma oportuna y eficaz de los impactos de amenazas inminentes o emergencias.

– La fase de respuesta, que es el momento cuando los integrantes del sistema de prevención y respuesta realizan todas las acciones tendientes a salvar vidas, reducir el impacto en la comunidad afectada y disminuir las pérdidas, pero para estar empleado se debe necesariamente haber desarrollado las dos fases anteriores.

– La fase de recuperación, que es post empleo, donde se ejecutan acciones para lograr el restablecimiento de las condiciones normales de vida mediante las etapas de rehabilitación y reconstrucción de la zona afectada y cuyo tiempo de ejecución es de largo tiempo.

 

En base a su experiencia, ¿cuáles son las vulnerabilidades que presenta Chile?

 

Es sumamente importante en este punto ser capaces no solo de reconocer los riesgos evidentes, como pueden ser las consecuencias de un terremoto o un tsunami, sino también identificar los riesgos subyacentes.

 

Por ejemplo, el caso del ordenamiento territorial, que es un concepto quizás más asociado al diseño de ciudades pero que resulta determinante para la logística.

 

Muchas personas de bajos recursos son enviadas a lugares alejados de los centros urbanos, de los centros sanitarios, de los lugares de trabajo y, finalmente, desde el punto de vista logístico estamos saturando las escasas y malas vías de comunicación.

 

En el norte de Chile se está produciendo el ingreso de forma descontrolada de muchos migrantes venezolanos y situaciones como estas de desplazamientos forzados producto de sequías, falta de alimentos, escasez de recursos, muchas veces vinculadas con el cambio climático, se están produciendo en todo el mundo.

 

Todos estos desplazamientos generan asentamientos en distintas partes, generalmente, sin una programación logística en términos de ordenamiento territorial.

 

Claramente ante cualquier emergencia en estas zonas la logística va a verse afectada y no será posible llegar con los elementos necesarios, ya que se van a saturar los pequeños espacios disponibles.

 

En el caso del norte de Chile, se agrupa a las personas en unas carpas grandes, pero hay que separarlas por rango etario, por enfermedades, géneros, todos aspectos que complejizan la logística. Los aspectos sanitarios, las necesidades de medicamentos, los insulinodependientes, por ejemplo, las particularidades en cuanto a la alimentación, gente intolerante a la lactosa, al gluten.

 

¿Cómo fue su experiencia profesional trabajando en las zonas afectadas por emergencias?

 

Yo fui militar hasta el año 2019, cumplí 27 años en el ejército y mi especialidad era la logística. Esta especialización te prepara para visualizar la logística del conflicto, y la logística nace de las guerras, por eso ya tiene incorporada esa lógica de la dificultad: cómo llegar a las zonas afectadas, coordinar organizaciones grandes, por largo tiempo y largas distancias, y permitir que esto luego funcione en el tiempo.

 

¿Cómo armonizar la buena voluntad, los sentimientos, los impulsos por ayudar con la necesidad de ser profesionales y eficientes en cuanto a la asistencia?

 

Es un tema muy complejo. Hace varios años, cuando en Chile empezaron a verse muchos terremotos, aparecían las columnas que se denominaban “Chile Ayuda Chile”, la solidaridad hecha en carne viva. Pero si no hay un sistema de ordenamiento lógico, esa ayuda se transforma en estorbo y finalmente en una complejidad, un problema que tienes que administrar. Entonces es preciso organizar eso, los voluntarios, las ONGs y todos los grupos de personas con voluntad de ayudar.

 

Cuando ocurre un desastre en Chile, se establece un decreto de estado de excepción, y el liderazgo lo asume la autoridad militar. Pero cuando no es así, las organizaciones del estado son las que tiene que estar organizando y coordinando. El concepto debe ser siempre trabajar de forma coordinada para poder ocupar las capacidades y las competencias de cada cual.