AGILIDAD Y CALIDAD DE INFORMACIÓN PARA LAS NUEVAS DEMANDAS DEL RETAIL

La trazabilidad de productos se ha vuelto un factor clave en un mundo donde la demanda de información es cada vez más grande. La estandarización, como forma de “hablar un mismo idioma”, resulta vital para poder compartir datos de forma rápida y precisa, y puede también impulsar la dinámica de las operaciones de comercio exterior. 

En esto se especializa GS1, y sobre el tema dialogamos con Alejandro Rodríguez, Gerente General de la filial Argentina de esta organización, reconocida por ser responsable de la gestión de los códigos de barras a nivel global. 

¿Como describirías la dinámica particular que caracteriza al sector de consumo masivo hoy en día? 

El sector está atravesado por varias transformaciones. En primer lugar, debido a la pandemia, el consumo masivo profundizó algo que ya se venía desarrollando: la virtualidad, el e-commerce y el e-business. Al mismo tiempo, hoy tenemos un consumidor mucho más demandante, que pide mayor diversidad de productos, nuevas maneras de consumir y trazabilidad. 

Por ejemplo, la tendencia llamada ROPO (research online and purchase offline), que se trata de ver y analizar un producto vía online para después ir a comprarlo de forma presencial, de alguna manera marca una tendencia en lo que es el consumo de muchos productos de consumo masivo. El público quiere saber cada vez más sobre lo consume, por eso también el tema de la ley de etiquetado. 

Adicionalmente, y debido a las problemáticas económicas, tenemos también muchas personas que han perdido poder adquisitivo y se ven obligadas a modificar sus hábitos de consumo. Esto generó una rotación hacia productos de segundas marcas, que son una línea secundaria de las primeras marcas, destinada a abastecer la demanda dentro de lo que permite la situación económica de cada uno. En GS1, esto nos generó un trabajo más que interesante durante estos últimos años en lo relacionado con el alta de estos productos. 

Por otro lado, durante esta temporada de verano en Argentina, tanto por el alto costo de las monedas extranjeras como por las restricciones para su compra, mucha gente eligió no viajar al exterior y hacer turismo dentro del país, lo que de una u otro manera hizo que explotara el consumo local, sobre todo en los retail del interior del país. Entonces, creo que hoy es muy importante entender cuáles son las distintas demandas del sector. 

¿Cómo se posiciona GS1 ante esta tendencia hacia la virtualidad del consumo? 

Ante el crecimiento del e-commerce desde GS1 desarrollamos herramientas que nos permitieron ayudar a muchas empresas a desarrollar su canal de venta online. Trabajamos mucho con lo que tiene que ver con herramientas de verificación, de la identidad de los productos, lo que llamamos el Verify by GS1, y sobre todo con la trazabilidad del producto final, que es donde hoy hay una demanda más grande para poder ofrecer toda la información que los consumidores están demandando. 

En GS1, previo a la pandemia, ya habíamos armado un programa para desarrollar el trabajo en modalidad home office. Esto nos permitió adaptarnos rápidamente al nuevo contexto y poder trabajar desde nuestros hogares, incluso con el alta de productos y la verificación de códigos de barra. De esta forma, durante el periodo de mayor confinamiento por la crisis sanitaria, pudimos resolver las necesidades de muchas PyMes que necesitaban diversificar sus productos o empezar a vender por otros canales, de hecho, sacamos el programa “Del Beep al Click”, para apoyar a las empresas que se vieron obligadas a pasar de vender a través del “beep” de las cajas, al click del mouse, junto con un programa de beneficios y de introducción al mundo digital para muchos de nuestros asociados, lo que de alguna manera afianzó el compromiso con nuestra comunidad, sobre de PyMes, que es con quienes estamos trabajando muy fuertemente. 

Más allá de los beneficios para la trazabilidad, el código de barras transmite, por su sola presencia, también cierta seguridad sobre los productos… 

El código de barra te da la garantía de la identidad del producto y que no habrá otro con el mismo código. En toda alta se hace un seguimiento para entender que toda empresa está establecida y que sus productos son originales. Muchas veces, lo regional tiende a concebirse como informal y hoy, con la Ley de Góndolas, tiene que haber una participación de productos regionales y de empresas de origen nacional. Nosotros estamos trabajando mucho con los ministerios de producción de las provincias para poder identificar esos productos y que, de alguna manera, logren entrar al mercado formal y ambas partes puedan cumplir: por un lado, vender esos productos y, por el otro, cumplir con la Ley de Góndolas. 

En relación a la dinámica del comercio exterior y las importaciones, ¿han manifestado dificultades los retailers? ¿Cómo es la situación actual en ese sentido? 

No cabe dudas de que, con el tema de las restricciones a las salidas y entradas de barcos a puertos, los costos se multiplicaron, en algunos casos, por ocho o por diez veces en relación a su valor previo. Esto impactó a nivel inflacionario en todos lados, pero en productos de consumo masivo el impacto fue aún mayor, y también derivó en que muchos socios solicitasen el cambio de su código de barra porque debieron cambiar un producto debido a que tenían problemas de packaging o con alguna materia prima. 

En relación a las operaciones de comercio exterior, ¿cuál es el aporte que realizan desde GS1? 

Contamos con un Comité de Comercio Exterior conformado por gran parte de nuestros socios, con los que el año pasado tuvimos mucha interacción con la gente de aduana y de puertos, con quienes estamos trabajando en algo que ya en China lo han implementado, que es que todos los productos que importan tienen que tener un GTIN (código comercial global de artículo). Con esto buscamos unificar, a través del GTIN, todo lo que tenga que ver con los nomencladores y la información necesaria para la gestión aduanera. 

El objetivo es ayudar a los organismos y a las empresas a agilizar los procesos. Y si, de alguna manera, cuando hay que hacer una verificación de aduana el producto está identificado por un GTIN, que está en una base a nivel mundial o que está declarado ya en una base, es mucho más fácil que recurrir a su descripción, por cómo lo catalogaron o por su posición arancelaria.