Europa cerró el mes de julio con una inflación interanual del 8,9 por ciento al verse influenciada, principalmente, por los aumentos en la industria de alimentos y la energía como consecuencia directa del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Publicada recientemente por Eurostat, oficina de la Unión Europea encargada de brindar datos estadísticos, esta cifra representa el registro más alto desde 1997, año en el que comenzaron a medirse la evolución de los precios.

La inflación impacta directamente en todos los países del Viejo Continente, ahogando de esta manera la prevista recuperación económica para este año tras los obstáculos impuestos a raíz de la pandemia del Covid-19.

El rubro que más sufrió el incremento de sus precios fue la energía, con un promedio interanual del 39 por ciento, aunque tres puntos por debajo al cierre de junio, mientras que le siguen los alimentos, el alcohol, los cigarrillos y los servicios.

Por otro lado, el Banco Central Europeo (BCE) imitó el accionar de otros bancos centrales del mundo al elevar sus tasas de interés por primera vez en una década, debido a que estima que la inflación se mantendrá alta, al menos, hasta fin de año.

PAÍSES

Especialistas consideran que esta medida adoptada por el BCE no favorecía la disminución de la inflación y, de hecho, prevén un nuevo aumento de tasas para el próximo mes.

Esta resolución impactó directamente en las economías de Estonia, Letonia y Lituania al convertirse en los países de la Eurozona donde más subieron los índices inflacionarios en julio con un 22, 21 y 20,8 por ciento respectivamente.

Otras potencias pertenecientes a la UE, como Francia, Italia y Alemania lograron retroceder levemente el incremento interanual, pero su inflación aún se sitúa entre un 7 y un 8,6 por ciento.

Por su parte, el Reino Unido concretó su cifra más alta en cuarenta años y cerró julio con un alza interanual del 9,4 por ciento, mientras que Rusia disminuyó un punto y medio su tasa inflacionaria y se posicionó en 15,9.

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