Argentina, Bolivia, Chile y Perú cuentan en sus territorios con el 85% de las reservas de litio del planeta. Se trata del metal y elemento sólido más ligero y blando que existe, cuyo elevado potencial electroquímico lo convierte en un elemento adecuado para el desarrollo de baterías eléctricas, componente esencial para, entre otras cosas, la electrificación y descarbonización del transporte.
Es por eso que el litio sudamericano está movilizando tanto a empresas multinacionales como a los gobiernos de estos países para avanzar en los esquemas productivos de este mineral, cuya demanda y proyecciones no dejan de crecer.
En este sentido, el presidente de Bolivia, Luis Arce, país que, se estima, cuenta con 21 millones de toneladas de recursos de litio sin explotar, declaró recientemente que estaría dispuesto a diseñar una política conjunta con el resto de los países de la región, con el fin de asegurar el beneficio para sus respectivas economías ante el inmimente incremento de su producción.
“Debe ser algo que nos una, y una de las formas, ya planteada por el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, es pensar en una suerte de OPEP del litio«, señaló Arce.
Por su parte, el presidente de Chile Gabriel Boric, país que cuenta con la segunda reserva de litio más grande del mundo, confirmó recientemente que para avanzar en su exploración y explotación, el Estado lo hará con la colaboración del sector privado, y que pronto definirán su “política nacional del litio”, en la cual el Estado jugará un rol preponderante.
“Es la continuación de una larga tradición minera en el país, la que partió con el salitre, migró al cobre y que hoy será acompañada por el litio”, declaró Boric.
En cuanto al sector privado, recientemente empresas rusas, estadounidenses y chinas anunciaron que han probado con éxito en los salares bolivianos sus tecnologías de extración directa de litio.
De acuerdo con el presidente de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), Carlos Ramos, estas compañías participaron de la convocatoria internacional de selección de tecnología EDL (Extración Directa de Litio) lanzada en 2021 por Bolivia.
“Ha sido un trabajo de casi dos años para seleccionar las mejores tecnologías y acelerar el proceso de producción e industrialización del litio“, añadió Ramos.
La estatal boliviana detalló que las tecnologías evaluadas de las cuatro compañías son “aplicables” a los salares bolivianos según sus características y reportan una tasa de recuperación de litio “mayor al 80%”.
La demanda global crece y la carrera por el litio sudamericano ya está en plena marcha.
