Talento de exportación: gestión latina en el sudeste asiático

Raul Samaniego (Perú), es Director de Supply Chain del grupo AJE en Asia, región a la que arribó con la intención de vivir un año de experiencia y que finalmente, tras 8 años de exitosa gestión y muchos desafíos, hoy es su lugar en el mundo. En diálogo con Movant Connection, nos cuenta detalles de sus vivencias y aprendizajes profesionales. 

¿Cómo se originó tu llegada a Tailandia como profesional de la cadena de suministro? 

Acepté la propuesta de una empresa multinacional peruana de bebidas (AJE), que es la cuarta en el mundo en el sector de carbonatadas o gaseosas. Inicialmente, surgió la oportunidad de venir a Indonesia, que en ese tiempo se perfilaba como la mayor operación, en un país de casi 300 millones de personas. Así fue que tomé el reto de venir como supply chain manager pensando en quedarme por un año, y finalmente hace ya ocho años que estoy en la región y con ganas de quedarme. 

Actualmente estoy asentado en Tailandia, desde donde tengo a mi cargo la gestión de la supply chain de la compañía en el Sudeste Asiático. 

¿Cómo fueron esos primeros días de adaptación y qué grandes diferencias identificaste con tu forma de trabajo habitual en Perú?
En cuanto a la adaptación, fue muy fácil. Creo que los latinos y específicamente los peruanos somos muy adaptables, nos acomodamos rápido, ya que
somos de generar nuestros propios recursos. Lo que sí es real es que tenemos una cultura de trabajo muy diferente.
Mi función, para lo que me convocaron, fue para optimizar las operaciones y los procesos. Como suele decirse, en la cadena de suministro tenemos que tener siempre cierta tensión, si estamosmuy holgados en inventario, en recursos, almacén, infraestructura, algo estamos haciendo mal. En este sentido, rápidamente pude identificar muchas posibilidades de mejora en los números, en los papeles, pero me encontré con una cultura de trabajo muy diferente que me desafió a buscar nuevas maneras de llegarle a la gente.
Tenía que cambiar mi estilo de liderazgo y esto fue lo que más me costó, porque yo venía de trabajar en Perú, Chile y Ecuador, donde apuntaba al empoderamiento del equipo y de las personas. Pero aquí, en Asia, entendí que había que ser mucho más directo y claro con los mensajes y las indicaciones, sobre todo al no compartir el idioma y la cultura. 

El convivir con distintas culturas ha sido muy desafiante, pero luego, con ese entendimiento, comienzas a insertarte en ese ecosistema de las rutinas, de los proyectos y la gente te empieza a seguir y a conocer tu ritmo y el proceso se va dando naturalmente. 

¿Cuál es el alcance de tus responsabilidades de gestión y cuán numeroso es tu equipo de trabajo? 

Yo gestiono grupos grandes porque veo toda la cadena de suministro de extremo a extremo, que incluye producción, manufactura, mantenimiento, logística, transporte, distribución, compras, servicios generales, planeamiento y, además, tenemos varias líneas de producción distintas.
Tengo un equipo de más de 700 personas, y uno de mis grandes logros es poder decir que, hoy en día, muchos de estos colaboradores ya han logrado asimilar ambas culturas. 

De forma que trabajamos normalmente, la única gran diferencia está en ese nivel de flexibilidad que tenemos nosotros los latinos y que aquí es todo más estructurado. Las indicaciones, las estrategias tienen que ser bien directas, no puedes caer en ambigüedades o en planes de contingencia, no puedes ser flexible, tienes que asegurarte de que las cosas se cumplan y esto implica un cambio en el modo de liderazgo.

¿Consideras que la cultura de trabajo latina tiene valor para aportar en estos mercados? 

Lo que más se llevan de nosotros es nuestra capacidad de resiliencia. Tenemos el “cuero más duro” por todas problemáticas de las economías de nuestra región. Entonces, cuando surgen problemas como últimamente las disrupciones en la cadena de suministros, la pandemia, el Canal de Suez, los contenedores, el conflicto bélico, tenemos que reinventarnos y los latinos estamos un paso adelantados para liderar esos cambios. 
¿Cómo es el esquema de comercio exterior que gestionan?

En cuanto a exportaciones, tenemos a toda la región: Camboya, Myanmar, Laos, Malasia, Indonesia, Vietnam, Timor del Este y Filipinas, son los países a los que más vendemos. Hay proyectos específicos que hemos hecho con China, Singapur y empaques que exportamos a Marruecos, Nigeria, Madagascar, África e India. En importación, muchos insumos vienen de China, Indonesia y Tailandia, los productos naturales son propios de la región y los premium,
de Europa. Las maquinarias de las líneas de producción, al igual que sus repuestos, vienen de Europa, aunque también tenemos líneas chinas. También hemos hecho transacciones con Latam, cuando la logística no estaba tan cara, pero ahora se ha ido todo por las nubes y esto también implica reconfigurar toda nuestra cadena de suministro. 

¿Cómo es la dinámica en cuanto a la burocracia y las gestiones aduaneras? 

Es bastante complicada. Es una región muy heterogénea, donde todos los países hablan un idioma distinto, tienen otra religión, otra cultura. Entre ellos, incluso, les cuesta adaptarse cuando viajan a países dentro de la misma región.  
Cada estado es distinto y hay mucha burocracia, mucha corrupción en algunos países, y esto encarece significativamente los costos. En el caso de Indonesia, es el reto logístico más complicado, dado que es el archipiélago más grande del mundo, compuesto por 7 mil islas, con muchos intermediarios, operaciones multimodales, mucha demora en pasar de una isla a la otra, todo muy complejo. En este sentido, en la región hay que diferenciar a Singapur, que está a la vanguardia en cuanto a Comex y logística. 

¿Puede el mercado asiático representar una posibilidad atractiva para los profesionales latinoamericanos? 

Definitivamente hay demanda de profesionales como para representar una oportunidad. Si pudiéramos exportar más talento sería bienvenido. Pero también es cierto que no hay muchas empresas latinoamericanas operando en la región, y si no vienes directamente con un contrato de trabajo es difícil, pero de todas formas sí hay oportunidades.
El tema es contactar bien a través de redes y de networking. No es frecuente para un latino venir sin trabajo, pero hay fuertes probabilidades de crecer y progresar, por mi parte le tengo fe al talento de nuestra región.