Asociación de Logística de Venezuela – ALV

En este informe para Movant Connection, Eduardo Praselj, Presidente de la Asociación de Logística de Venezuela – ALV, nos brinda su mirada sobre la dinámica del sector durante 2022 en Venezuela y sus expectativas de cara al año próximo.

Venezuela sigue en una situación de contracción económica severa donde la economía es actualmente el 20% de lo que era hace siete u ocho años. Eso hace que la demanda de servicios logísticos haya disminuido de manera significativa, pero que también la oferta de servicios logísticos haya disminuido ya que muchas de las empresas han tenido que reducir su capacidad.

Desde ese punto de vista, en el año no ha habido una mejora significativa en relación al nivel previo a la pandemia, pero sí se ha registrado una mejora respecto a las restricciones severas que hubo durante los dos años anteriores relacionadas con la pandemia.

Sobre todo, porque el régimen de contención contra el contagio que se aplicó en Venezuela fue relativamente severo y contemplaba una semana de restricción más una de liberación y así en forma cíclica. Esta modalidad creaba problemas importantes para las empresas que, de alguna manera, buscaban anticiparse a la semana de restricción acumulando inventarios y acelerando despachos.

Un gran cambio para el sector logístico en 2022 fue en los precios del combustible. Durante mucho tiempo en Venezuela los combustibles estuvieron fuertemente subsidiados por el Estado a un precio de prácticamente cero. Este año, si bien están lejos de los precios internacionales, se han llevado a valores sustancialmente mayores, de aproximadamente 50 centavos de dólar por litro tanto para la gasolina como para el gasoil.

Esto generó una modificación en la estructura de costos del transporte, ya que anteriormente el combustible no contaba y los gastos se hacían en los repuestos, lubricantes, llantas, etc. Hoy en día el combustible ha pasado a ser, según los rubros, entre el 15 y el 30% de los costos totales.

En cuanto a la actividad de generación de cargas que alimenta a los servicios logísticos, la misma padece una situación crónica de limitación de producción asociada a los servicios públicos de electricidad y agua. Muchas zonas fuera de la capital tienen restricciones severas de suministro eléctrico, lo que hace que las empresas recurran a la auto generación, pero esto a su vez genera problemas en el suministro de combustible. Una especie de círculo vicioso, pero dentro de esas limitaciones la actividad se ha desarrollado sin grandes cambios.

“Nuestros países de alguna manera tienen que poder compararse y compartir las experiencias, asociaciones como ALALOG cumplen ese propósito”.

Se ha puesto de manifiesto, más aún que en otros momentos, la “resiliencia”, que es la capacidad de las empresas de moverse en ambientes sumamente hostiles, tanto del punto de vista económico como normativo, y recuperar sus niveles normales de actividad.

Una particularidad del 2022 que también dejó aprendizajes es el desarrollo del comercio en línea, todo lo que tiene que ver con entregas a domicilio, compras en línea y métodos de pago asociados a estos. Esto se dio sobre todo en el rubro de consumo. Es una actividad incipiente que seguramente se desarrolle aún más en el futuro, pero que todavía no tiene un marco regulador.

“La tendencia más reciente es la decisión de Colombia y Venezuela de abrir las fronteras, lo cual va a implicar un incremento sobre todo en la frontera terrestre en la zona de Cúcuta y San Antonio”.

Si vamos a las encuestas de los generadores de carga, la gran mayoría espera que la situación mejore, pero asociada a actividades de comercio, no de producción. No se espera que haya inversiones significativas más allá de las que se realizan para reparaciones y reposición de equipos, entre otros, pero no inversiones para desarrollo o ampliación.

Seguramente, esto genere un pequeño incremento de servicios logísticos. El problema de Venezuela es que hay una alta inflación y probablemente en los próximos meses tengamos inflaciones más altas, lo que implicaría menor poder adquisitivo y menos demanda efectiva. Puede producirse una demanda nominal más alta, pero no necesariamente en términos reales.

Finalmente, la tendencia más reciente es la decisión de Colombia y Venezuela de abrir las fronteras, lo cual va a implicar un incremento sobre todo en la frontera terrestre en la zona de Cúcuta y San Antonio. En este momento el tema está en discusión, pero, de avanzar, se espera que de Colombia vengan productos asociados a la cadena alimentaria, agrícolas o agroindustriales, y que eso abra una posibilidad de exportaciones hacia dicho país de productos básicos asociados a industrias intensivas en energía. Sin embargo, esto todavía está en el plano de los buenos deseos y ahora hay que esperar que se materialice.

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