Latinoamérica cerca de la autosuficiencia energética y líder en la generación sustentable

La región latinoamericana posee un enorme potencial energético para su abastecimiento que, además, la posiciona como la región más sustentable del planeta en su producción. Sobre este tema dialogamos con Alfonso Blanco, Director Ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía – OLADE.

¿Cómo describirías el escenario energético actual de Latinoamérica?

El conflicto Rusia – Ucrania, la crisis de abastecimiento y el nuevo mapa energético mundial impactan de forma directa en Latinoamérica. Nuestra matriz energética es completamente diferente a la del resto, somos la región más renovable del planeta. Tenemos un 33% de energía renovable en la energía primaria mientras que el resto tiene un 13%. Esa renovabilidad viene condicionada por la alta capacidad hidroeléctrica y por el aprovechamiento de la biomasa, fundamentalmente en el rol que tienen los biocombustibles en grandes economías como la brasileña.

Por otro lado, nuestra matriz es menos vulnerable a shocks externos y somos relativamente autosuficientes en lo que respecta al abastecimiento. Desde luego, cada subregión tiene sus particularidades, no es lo mismo hablar de Centroamérica que del Caribe o Sudamérica, pero podemos decir en términos generales que los shocks de precios en el mercado eléctrico europeo en Latinoamérica no se observaron. Se ha visto un incremento por el aumento del precio del petróleo, fundamentalmente en los combustibles líquidos que están atados al precio internacional y que han afectado al mercado interno.

Analicemos por sector, ¿cómo es la dinámica del gas natural?

Los mercados de gas natural más desarrollados de América Latina son México, Argentina y Brasil que están creciendo fuertemente, además de Colombia, Chile, Perú y Bolivia.

En cuanto a su abastecimiento, México depende de la importación desde EEUU mediante sistemas interconectados. Argentina tiene 80% de gas doméstico y el 20% restante es importado desde Bolivia o a través de plantas de regasificación de gas licuado. Este 20% se vio afectado por la reducción del volumen exportado desde Bolivia y por el aumento de precios trasladado al mercado interno, pero no llego tener los efectos negativos vistos en Europa en cuanto a sus precios.

El potencial de Argentina está en el desarrollo de sus reservas no concencionales de gas natural, para lo que está trabajando en solucionar los problemas de infraestructura para el transporte de su producción desde el yacimiento de Vaca Muerta. Solucionadas sus restricciones logísticas, el país puede entrar como un jugador global para el abastecimiento de gas natural licuado en un horizonte de mediano-largo plazo.

En lo que respecta a Brasil, el gigante sudamericano importa gas desde Bolivia y tiene una combinación de regasificación y de oferta interna. Chile importa el 100% de su gas licuado, en algunas zonas desde Argentina fuera de la estacionalidad. A la vez, el país tiene contratos cerrados a largo plazo, por lo que los precios que maneja no son elevados como los que se observan en Europa.

Bolivia en términos de su rol como abastecedor regional de gas natural, está en un proceso que no aumenta su producción doméstica lo que compromete sus compromisos de exportación. Sin embargo, el aumento de producción y la prolongación de los acuerdos, principalmente con Argentina y Brasil, están en la agenda del actual gobierno.

Colombia, por su parte, tiene el 100% de gas doméstico, condicionado en sus precios por la dinámica de su mercado interno. En el caso de Trinidad y Tobago, que es un gran exportador de GNL a nivel global, actualmente se beneficia de los altos precios y tiene la oportunidad de acceder a otros mercados.

Los países más pequeños de la región y sin producción propia, se abastecen a través de plantas de regasificación sujetos a contratos que sufren los estándares de los precios internacionales.

¿Y en cuanto al mercado del petróleo?

Los grandes jugadores del mercado en la región son, en principio, Venezuela. País productor que entra nuevamente en el escenario global con habilitaciones para operar con ciertas empresas internacionales, que representan una flexibilización al bloqueo al que está sujeto, y se transforma así en una alternativa en esta crisis energética mundial gracias a sus reservas.

Otro gran jugador es Brasil, que está en un proceso de incremento sostenido de su producción interna, fuertemente condicionado por su mercado interno y se convierte también en un jugador importante, sin tener el potencial de Venezuela para competir en la oferta.

En el caso de Argentina, el país está desarrollando los hidrocarburos no-convencionales y gradualmente está posicionándose y beneficiándose de los precios internacionales para el desarrollo de Vaca Muerta, como gran reserva en nuestra región.

México, en términos de producción, está condicionado por el desarrollo de PEMEX, su posicionamiento y el rol que la actual administración le está dando como fundamental jugador en el mercado mexicano. Por su parte, Ecuador tiene como expectativa aumentar su producción y Colombia es también otro país productor, pero con un potencial exportador menor.

En líneas generales, desde el punto de vista de los combustibles líquidos refinados, nuestra región es deficitaria. Hay un flujo de refinados que importa la región porque su refinación no logra cubrir la demanda interna.

¿Qué está sucediendo con el comercio y consumo de carbón?

Los países dependientes del gas ruso están siendo condicionados a reactivar su generación eléctrica a partir del carbón. El carbón en el mercado global representa el 27% de la energía primaria, mientras que en Latinoamérica solo el 5%. Se trata de la fuente con mayor intensidad de emisiones. Por eso, está situación actual representa un paso atrás en la lucha contra el cambio climático, ya que la agenda internacional puso su prioridad en la seguridad del abastecimiento.

A raíz de esto, Colombia, el principal exportador de carbón de Latinoamérica, tiene comprometida su exportación de este insumo con destino a Europa, ante la necesidad del viejo continente de volver a quemar carbón.

¿Cómo es la actualidad del sector eléctrico en la región?

La electricidad en Latinoamérica está fuertemente condicionada por la alta capacidad hidroeléctrica y la incorporación de energías renovables no convencionales. El desarrollo de la producción hidroeléctrica viene de la década del 70 y el 80, con el desarrollo y acuerdos binacionales en América del Sur. Tenemos Itaipú, Yacyretá, Salto Grande, que son proyectos binacionales que condicionan los flujos eléctricos y los intercambios mediante instalaciones de interconexión.

Por ejemplo, Uruguay, en plena crisis hídrica de Brasil fue un gran exportador de electricidad con Argentina y Paraguay para lograr respaldar al sistema brasileño.

Se están dando flujos con contenido bilateral en América del Sur, ya que si bien no hay mercados completamente integrados en términos de electricidad, hay intercambios que se dan bajo necesidad.

También sucede entre los países andinos, Ecuador le vende a Colombia y hay un proyecto entre Colombia y Panamá. En este sentido, la interconexión eléctrica entre Argentina y Chile es una cuenta pendiente.

Por otro lado, existen importantes proyectos para la interconexión de distintos mercados eléctricos en la región, como SIESUR en los países del Cono Sur, SINEA en desarrollo con los andinos, la idea del Arco Norte, que consiste en interconectar el norte de Brasil con las Guyanas y otro, ya consolidado, que es el Centroamericano, con un mercado eléctrico integrado que une todos los países y opera en un mercado interconectado.

¿Cuáles son los desafíos de Latinoamérica para avanzar aún más en su sustentabilidad energética?

 Hoy la región es la más sustentable, pero tenemos grandes desafíos para fomentar esa renovabilidad y ser aún más verdes. A diferencia de otras regiones, la renovabilidad y las energías limpias son costo eficiente en Latinoamerica. En el resto del mundo han existido sobreprecios para pagar esas energías que entra en los sistemas, y eso acá no sucede.

En relación a este tema, el aumento de las interconexiones regionales se entiende en un marco del aumento de la renovabilidad energética, que requiere un backup para los sistemas que incorporan fuentes de renovabilidad no gestionable, como son el sol y el viento. Entonces, esas fuentes de energía cuentan con una gran batería en la región que es la hidroeléctrica, para lo que necesitamos fuertes interconexiones. 

En el mismo sentido, las energías renovables suelen estar en zonas aisladas, lo que genera un desafío importante para el desarrollo de más infraestructuras de transmisión, mejores redes de distribución y más electrificación de la demanda, ligado a nuevos vectores como el hidrógeno, que es emergente y tiene un impacto logístico importante.

¿Y en relación a la energía renovable para la logística y el transporte?

Nada menos que el 40% de la demanda de energía proviene del transporte. De hecho, se habla mucho de la movilidad eléctrica para el transporte individual, pero lo fuerte del consumo energético está en el transporte pesado, tanto terrestre como fluvial y aéreo. Este es un gran campo de acción para llevar adelante un cambio de fuente y avanzar en la descarbonización de esa matriz del transporte.

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