El mercado mundial de carga aérea no logra despegar

El contexto de baja demanda y mayor capacidad de carga impulsa una guerra de precios por asegurar volúmenes que preocupa a las empresas del sector aéreo.

La necesidad de las empresas del sector por generar efectivo ante una demanda global que no mejora está generando tarifas de fletes más bajas de lo que realmente respaldan los fundamentos de la oferta y la demanda, señalan los analistas del sector.

“Se está produciendo una carrera de ratas para asegurar volúmenes que no están creciendo, combinado con el aumento de la capacidad, lo que lo convierte en un entorno bastante tóxico en el que vemos precios irracionales tanto para los transportistas como para el lado de las aerolíneas”, dijo Niall van de Wouw, director de carga aérea de la firma de inteligencia de mercado Xeneta.

Los volúmenes de carga aérea, los factores de carga y las tarifas se han movido lateralmente en las últimas semanas después de una disminución constante del 7% al 10% desde marzo de 2022 debido a la desaceleración de la economía mundial, los inventarios inflados y la mejora de la confiabilidad del transporte marítimo. La tasa de caída comenzó a desacelerarse en febrero y se estabilizó en mayo y junio, trayendo una sensación de estabilidad al mercado.

Un contexto incierto

Las estadísticas de IATA muestran que la demanda mundial de carga cayó un 5,2 % interanual en mayo, mejor que la caída revisada del 6,3 % en abril.

Sin embargo, el análisis más reciente de múltiples fuentes sitúa los volúmenes de aire entre un 5 % y un 6 % más bajos, año tras año, durante la primera semana de julio, a un nivel que es ligeramente peor que el típico de la lenta temporada de verano.

Este contexto de volúmenes más bajos y más espacio para aeronaves ha creado una situación en la que los aviones, en promedio, ahora solo están llenos en un 56 % con carga y las tarifas son entre un 40 % y un 50 % más bajas que hace un año.

En consecuencia, los precios en la mayoría de los corredores comerciales han caído por debajo de los niveles previos a la pandemia.

La fabricación global se está enfriando aunque, por ejemplo, la economía de EEUU ha sido sorprendentemente resistente y la inflación se moderó significativamente al 3% en junio. Pero es útil recordar que la economía implica mucho más que bienes físicos que requieren envío. Y los consumidores están gastando más de sus ingresos disponibles en experiencias y servicios que en cosas desde que expiraron las restricciones sociales de COVID.

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