Dos gigantes impulsan transformaciones estructurales del comercio internacional

La visita a China realizada recientemente por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a su colega Xi Jinping constituyó más que un avance en el proceso de integración de ambos países.

Además de los importantes acuerdos comerciales y de finaciamiento suscritos, los mandatarios pusieron el foco en el proyecto de abandonar el dólar como moneda de intercambio para comenzar a utilizar exclusivamente divisas nacionales, algo que tendría impacto a nivel global, trascendiendo los intercambios entre ambos países.

China es el principal socio comercial de Brasil, sus intercambios bilaterales durante 2022 alcanzaron los 150.500 millones de dólares, lo que duplica las cifras comercializadas entre el país latinoamericano y Estados Unidos.

Brasil exporta a China soja, maíz, azúcar, café, carne y hierro, entre otros productos; mientras que el gigante asiático lleva a Brasil productos manufacturados y genera inversiones en proyecto de infraestructura.

En línea con el interes de ambos mandatarios por potenciar y evolucionar esta relación bilateral, los convenios suscritos en esta oportunidad entre ambos países incluyen energías renovables, industria automotriz, agronegocios, tecnologías de la información, salud e infraestructura.

También brasileños y chinos trabajan en conjunto en el lanzamiento de satélites, como los correspondientes al programa Sino-Brazilian Terrestrial Resources Satellite (Cbers), que entre 1999 y 2009 ha puesto en órbita seis dispositivos.

Sin embargo, el punto más disruptivo en esta relación es la propuesta de poner fin al dólar como moneda de intercambio para las transacciones comerciales, lo que se relaciona con la potencial creación de una moneda nueva para los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

En este sentido, un paso muy importante para Brasil fue asumir la presidencia rotativa del banco de los BRICS, New Development Bank (NDB), cargo que comenzó a ser desempeñado por la economista y ex presidenta Dilma Rousseff, evento realizado en la sede del organismo en Shangai y al que asistió Lula.

El NDB fue creado en 2014 y desde esa fecha ha aprobado US$32,8 mil millones en financiamiento para 96 proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en 9 países, como Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay, además de los países BRICS.

Analistas especializados destacan que los BRICS y el eje económico euroasiático son capaces de complementarse a sí mismos y ser autosuficientes. “China, India, Rusia e incluso Pakistán, pueden producir todo lo que necesita una sociedad moderna del siglo XXI. Y esto tiene que ser una parte importante de la política de los BRICS para poner una industria de punta para competir con el eje económico y financiero que maneja el SWIFT (Worldwide Interbank Financial Telecommunication)”.

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